Desde hace mucho tiempo, uno de los aspectos que más ha preocupado a la civilización ha sido la necesidad de proteger sus datos. Incluso, lo podemos ver con los romanos, quienes solían emplear códigos para ocultar información que no querían que conocieran sus enemigos, y los cuales solo manejaban sus aliados.

Si nos referimos a la seguridad informática, uno de los términos que se encuentra más asociado a ella es el de la criptografía. Esta se basa en la utilización de códigos o cifras para escribir algún tipo de información que sea secreta en documentos o datos confidenciales que circulen, bien sea en internet o en alguna red local.

La criptografía ha evolucionado ampliamente gracias a las computadoras, siendo constituida a través del tiempo con algoritmos matemáticos, que hacen mucho más difícil que se pueda descifrar alguna información que haya sido oculta a través de esta técnica. La criptografía permite, entre otras cosas, también preservar la autenticación del usuario, del remitente, y del mensaje o el acceso que se necesite.

Un concepto que va asociado al de la criptografía, es el de los tipos de llaves que se emplean en ella, estas pueden ser simétricas o asimétricas:

En lo que se refiere a las Asimétricas, estas son fórmulas matemáticas que emplean dos llaves, una de estas es pública y la otra privada. A las públicas, como su nombre lo indica, cualquiera puede obtener acceso, y la privada se refiere a la que solo la persona que recibe puede descifrar.

En el caso de las llaves simétricas, se emplean diferentes algoritmos que permiten descifrar y encriptar u ocultar documentos. Estos algoritmos son distintos entre sin, pero, sin embargo, se relacionan de cierta forma para poder mantener la conexión confidencial de la información persiguiendo siempre, el poder mantener seguros nuestros datos y hacer un uso eficiente de la red.