El Vaticano es un lugar considerado sagrado en el mundo y es uno de los sitios más importantes y visitados por quienes profesan la religión católica, luego de la ciudad de Jerusalem. Desde allí, se dirigen todos los asuntos relacionados con esta fe y en su sede, ubicada en Roma, donde está asentada además como un Estado aparte, también se encuentra la Biblioteca Vaticana, que contiene una gran variedad de documentos y materiales de valor incalculable para el mundo católico y los estudiosos de la cristiandad.

Entre los documentos que están depositados allí, se pueden observar materiales relacionados con la historia de los papas, la evolución y los cambios en el pensamiento de la Iglesia, los concilios emitidos por la Santa Sede y textos de utilidad para la profundización de los conocimientos sobre la doctrina católica y otros documentos recopilados a través del tiempo pertenecientes a otras culturas y religiones.

Por otro lado, estos documentos no son de fácil acceso para los turistas o neófitos y son, más bien, fuente de consulta para especialistas, quienes requieren una serie de permisos para llegar hasta ellos. Sin embargo, esta dificultad se ha visto superada en gran medida gracias a la digitalización de sus archivos desde el año 2012. A partir de entonces ha sido para los curiosos e investigadores un motivo de pláceme la posibilidad de consultar decenas de miles de documentos, entre estos unos 8.300 incunables (impresos antes del año 1.500) como el Codex Vaticanus, un códice del siglo IV con casi la totalidad del texto bíblico.

Pero con la digitalización de estos archivos también han llegado los ciberataques y el interés de los hackers por poner a prueba la seguridad de la Biblioteca Vaticana. De acuerdo a los encargados de llevar adelante este proceso de digitalización, a lo largo de este tiempo la biblioteca digitalizada no ha recibido menos de 100 ataques. Por esta razón, la institución planea protegerlos usando la inteligencia artificial, para lo cual se ha aliado con DarkTrace, una compañía que ofrece un sistema de ciberseguridad con inteligencia artificial.

Hasta el momento ha sido digitalizado alrededor del 25% de los documentos de la Biblioteca Vaticana y el objetivo es digitalizar cerca de 40 millones de imágenes de los archivos. El proceso se realiza con escáneres profesionales equipados con una especie de cunas que evitan que los libros se abran por completo y con cámaras Hasselblad de 50 megapíxeles.

«No podemos ignorar que nuestra infraestructura digital es de interés para los hackers. Un ataque exitoso podría desembocar en la colección robada, manipulada o borrada por completo», dijo el Director de Información de la Biblioteca Apostólica del Vaticano, Manlio Miceli.

La biblioteca teme, sobre todo, a los ataques de ransomwares con el potencial de impactar la reputación de la institución. «No podemos ignorar que nuestra infraestructura digital es de interés para los piratas informáticos. Un ataque exitoso podría hacer que la colección sea robada, manipulada o eliminada por completo», afirmó Miceli.

La empresa DarkTrace indica que para proteger estos archivos, su tecnología funciona formando una comprensión evolutiva de la actividad normal dentro de los sistemas de la institución para detectar cambios significativos y las posibilidades de una ciberamenaza.

«Darktrace AI es fundamental para defender la colección porque está en constante evolución y aprendiendo constantemente cuál es la actividad normal de nuestros sistemas y qué puede ser anormal. Esto significa que sigue el ritmo de los cambios en nuestro entorno y también de los cambios en el panorama de las amenazas», dijo Miceli.

Los encargados de la Biblioteca Vaticana aseguran que la protección de estos archivos no es solo importante para la Sante Sede, sino también para la memoria histórica de todo el mundo.